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¡Más claro, agua!
Publicado en Gobledia 17/06/2015
La encontramos a nuestro alrededor. La “comemos” a través de los alimentos,
la bebemos e Incluso la respiramos. ¿Pero qué secretos guarda el agua? ¿Qué
relación hay entre el agua, la salud, el magnetismo y la física cuántica? Sigan
leyendo y sumérjanse conmigo en el fascinante mundo del agua
De siempre me ha interesado el agua. No sé por qué, pero la considero apasionante.
Permítanme mostrarles una pequeña reseña de algo tan simple y necesario a la vez.
El uso del agua como abastecimiento es tan antiguo como los propios seres vivos. Cada
civilización se ha ido desarrollando junto a cursos de agua potable y las formas de
distribuirla y almacenarla, conscientes de la necesidad que tenemos de su consumo.
El elemento agua, junto con el fuego, la tierra y el aire, es uno de los cuatro elementos de
las tradiciones mundiales. Está presente en todas las religiones y sus rituales, en el
esoterismo, en la alquimia y en la astrología.
Tales de Mileto propuso como el principio o “arché” de todas las cosas el agua. Hipócrates
daba gran importancia al agua diciendo : "Quien desee estudiar correctamente la ciencia de
la medicina deberá proceder de la siguiente manera (...) deberá considerar qué efectos
puede producir cada estación del año (...) Deberá considerar los vientos (..) Deberá también
considerar las propiedades de las aguas, pues tal como estas difieren en sabor y peso,
también las propiedades de cada una difieren gradualmente de las de cualquier otra (...)
pues al conocer los cambios con las circunstancias de cada uno de estos fenómenos, sabrá
de antemano la naturaleza del daño que se aproxima".
Avicena, médico persa del siglo X-XI escribió (entre casi más de 300 obras) el mayor
compendio sistematizado de medicina usado durante casi ocho siglos (“Al Qanon”) donde,
en la lectura 10 acerca de las causas de la enfermedad, dedica un apartado (lectura 10
punto 8) a la importancia del agua y su naturaleza; y otro (lectura 10 punto 11) a la
balneoterapia.
No pretendo hablar aquí del uso externo del agua, de la hidroterapia, especialmente
recuperada y ampliada por el Abad Sebastian Kneipp (S.XIX); sino de la importancia del
agua como elemento fundamental para la vida.
El agua representa de media el 60% del peso corporal en los hombres adultos, y el 50-55%
en las mujeres. Este valor medio varía entre individuos, principalmente por las diferencias
que existen en la composición del cuerpo: la masa relativa a la grasa corporal influye
directamente en la cantidad total de agua del cuerpo. El agua del cuerpo se encuentra en un
63% en el interior de las células, y en un 37% en el exterior de ellas. Respecto a la cantidad
de agua que tienen los tejidos, en condiciones normales, cabe destacar: 99% del plasma
sanguíneo, saliva y jugos gástricos; 84% del peso del tejido nervioso, 95% del cerebro, 90%
de los pulmones, 73% del hígado, 71% de la piel, 60% del tejido conectivo y el 30% del tejido
adiposo, entre otros. Es por ello, que apenas una disminución de un 2% en la composición
de nuestro cuerpo puede causar ya los primeros síntomas de deshidratación. Un déficit del
4% acarrea dolores de cabeza, irritabilidad, somnolencia y graves dificultades de
concentración. Si alcanzamos un 10% de pérdida, podemos perder la vida.
La reserva de agua corporal se renueva a una velocidad que depende de la cantidad de
agua ingerida: cuanto más bebe una persona, más rápido se renueva el agua corporal. Una
molécula de agua permanece en el cuerpo 10 días de media. El 99% de la reserva de agua
corporal se renueva en 50 días.
La renovación del agua corporal es determinada por el agua ingerida, que reemplaza las
pérdidas constantes que afronta el cuerpo. Esto permite mantener el equilibrio hídrico
corporal. Este equilibrio puede alterarse temporalmente dando hipohidratación (bajo nivel
de agua) o hiperhidratación (alto nivel de agua). La deshidratación es el proceso de pérdida
de agua corporal, mientras que la hipohidratación se refiere a un estado equilibrado de
déficit de agua corporal, y es por lo tanto el resultado de la deshidratación. Esta se puede
producir por diferentes causas como la pérdida de líquidos digestivos, sudoración, baja
ingesta de líquidos y sales o por un aumento en la eliminación de orina. Por el contrario, la
hiperhidratación puede venir determinada por un consumo excesivo de agua durante un
breve periodo de tiempo (por ejemplo en pacientes psiquiátricos con polidipsia, personas
que realicen ejercicios intensos y prolongados, etc.)
En condiciones normales, un ser humano pierde cada día unos dos litros de agua entre el
sudor, la respiración, la orina y las heces; y estos dos litros deben ser recuperados cada
día, ya sea ingiriendo agua, fruta, alimentos acuosos, etc.
¿Cómo incorporamos el agua al cuerpo? A través de alimentos y bebidas, principalmente.
Tras ser ingerida, el agua es absorbida por el tracto gastrointestinal. Después de pasar por
el estómago, el agua es absorbida principalmente en los primeros segmentos del intestino
delgado, el duodeno y el yeyuno. Una pequeña parte de toda la absorción de agua se
produce en el estómago y el colon. El intestino delgado absorbe 6, 5 litros al día, mientras
que el colon absorbe 1, 3 litros al día. Estas cantidades corresponden al agua ingerida a
diario, además del agua producida por las secreciones de las glándulas salivales, el
estómago, el páncreas, el hígado y el propio intestino. El agua pasa desde el espacio
intestinal al plasma y a continuación, las moléculas de agua son transportadas por la
circulación sanguínea para ser distribuidas por todo el cuerpo, a los líquidos intersticiales y
a las células. El agua ingerida aparece en el plasma y las células de la sangre tan sólo cinco
minutos después de ser ingerida, según demostraron los estudios del equipo del
Dr.Peronnet en el 2012.
Nacemos con mayor porcentaje de agua (alrededor del 90%) y a medida que envejecemos,
se reduce a cerca del 55%. Los trabajos del Dr. Fereydoon Batmanghelidj promueven que la
mayoría de las enfermedades, especialmente las degenerativas, son causadas por la
deshidratación del organismo ante la carencia crónica de agua. Batmanghelidj explica que
cuando un ser humano se deshidrata pueden aparecer alergias, asma y dolores crónicos en
diferentes zonas del cuerpo, desde el dolor dispéptico hasta el artrítico reumatoide pasando
por el de angina, el lumbar, el de piernas, la migraña, la colitis, etc.; avisando que hay
deshidratación de todo el organismo y favoreciendo los procesos histamino-dependientes.
Sabemos que en el organismo hay exceso de histamina (La incorporamos con la
alimentación). Se puede decir que se consideran susceptibles de presentar valores altos de
histamina aquellos alimentos que se deterioran microbiológicamente con facilidad, como
carnes y pescados, o alimentos y bebidas elaborados por fermentación o maduración.
Algunos vegetales como la berenjena o las espinacas también tienen altos contenidos de
histamina y otros alimentos, como los crustáceos, pescado, huevos, fresas, frambuesas,
tomates, chocolate, piña y alcohol favorecen la liberación de histamina por determinadas
células del organismo. La histamina presente en los alimentos es metabolizada en el
intestino por una enzima llamada DAO. La ausencia o inactividad de esta enzima produce
una acumulación de la histamina plasmática que puede producir problemas intestinales,
cutáneos y migraña. La disminución del metabolismo de la histamina puede responder a
factores tales como la genética del individuo, procesos patológicos intestinales, ingesta
excesiva de alcohol o el uso de medicamentos con reconocida capacidad de inhibición de
la DAO. Habitualmente se pueden dar antihistamínicos o bloqueadores de la histamina,
cuando bastaría decirle al paciente que beba cada día suficiente agua alcalina para bajar
sus niveles de histamina (el agua alcalina se puede hacer con zumo de limón, aunque la
ideal es el agua pura alcalinizada, como el agua Kangen). Ya hablaremos en otro artículo
más en profundidad acerca de los dolores y las histaminas.
¿Qué hace tan especial al Agua?
Hasta aquí todo parece correcto, pero ¿qué hace tan especial al agua?
Henry Cavendish descubrió en 1781 que el agua era una sustancia compuesta y no un
elemento, como se creía en la antigüedad. Los resultados de dicho descubrimiento fueron
desarrollados por el químico Antoine Laurent de Lavoisier, dando a conocer que el agua
estaba formada por dos átomos de hidrógeno y una de oxígeno. En 1804, el químico francés
Joseph Louis Gay-Lussac y el naturalista y geógrafo alemán Alexander von Humboldt
publicaron un documento científico que demostraba que el agua estaba formada por dos
volúmenes de hidrógeno por cada volumen de oxígeno (H2O).
Las moléculas que la componen son dipolares y están constituidas por dos átomos de
hidrógeno y uno de oxígeno. Muchas de las propiedades únicas del agua son debidas a los
enlaces del hidrógeno. Por ejemplo, el hielo flota porque los enlaces (puentes) de hidrógeno
mantienen a las moléculas de agua más separadas en el agua sólida que en el agua líquida.
Las propiedades físicas únicas, incluyendo un alto calor de vaporización, una fuerte tensión
superficial, un calor específico alto y el hecho de ser casi el disolvente universal, también
son debidas a la polaridad del agua y a su capacidad de formar enlaces por puentes de
hidrógeno. Esto es posible gracias a su polaridad y conductividad. La polaridad del agua
implica que existe en ella una distribución irregular de la densidad electrónica, por la cual,
posee una carga parcial negativa cerca del átomo de oxígeno y una carga parcial positiva
cerca de los átomos de hidrógeno. Cuando es positivo, disuelve negativo y cuando es
negativo disuelve positivo.
El profesor Linus Pauling, dos veces premio Nobel, formuló en la década de los 50 del
pasado siglo XX la teoría de que las moléculas de agua podían presentarse unidas
formando dodeicosaedros de caras hexagonales y pentagonales a las que llamó clatratos
(anecdóticamente, Platón explicaba que el agua fluía como si estuviese hecha de esferas
diminutas). Un clatrato (del latín clathratus que significa "rodeado o protegido por vallas o
verjas") es una sustancia en la que un componente cristaliza en una estructura muy abierta
que contiene huecos o túneles en los que pueden estar atrapados los átomos o moléculas
pequeñas de un segundo componente. Pauling apuntó que los clatratos eran inestables (se
forman y se destruyen contínuamente).
Los estudios sobre la naturaleza del agua contenida en los organismos vivos, publicados
por la bioquímica Esther del Río indican que es en su mayor parte cristal líquido en forma
de clatrato, es decir, un estado intermedio de la materia, estable, y que por ser cristal
líquido conserva las propiedades de los líquidos más las propiedades de los cristales
ópticos. Esto la convierte en un medio "capaz de almacenar memoria". Según sus
investigaciones, toda célula requiere de cristales líquidos para la transmisión de sus
mensajes. Según ella, el organismo es como una gran computadora con pantalla de cristal
líquido.
¡Ahí va la que hemos liado!.
Tenemos que el agua no es tan sencilla; y que su naturaleza cuasi cristalina le confiere las
propiedades de movimiento de los líquidos, las propiedades ópticas de los cristales
sólidos, sirve como unidad de almacenamiento de memoria (como ya definió el Dr.
Benveniste, Garaiev y otros) y responden a diferentes longitudes de ondas. Nos estamos
metiendo de lleno en las peculiaridades de la biología cuántica.
Que el agua es una sustancia de propiedades únicas era ya evidente. Se trata del solvente
universal por excelencia, es decir, del medio en el que se disuelven casi todas las
sustancias teniendo lugar además en su seno innumerables reacciones químicas
fundamentales para el metabolismo de todo ser vivo.
En junio de 1988, el científico francés, Dr. Jacques Benveniste, publicó una investigación en
la revista Nature, que indicaba que el agua tiene memoria, lo que causó un gran revuelo en
la comunidad científica. Este investigador, pionero en estudios inmunes, demostró que se
puede incrementar el flujo coronario en las cobayas, empleando diluciones extremas de una
sustancia determinada. Tan grandes diluciones no presentarían actividad química salvo que
el agua mantuviera “memoria” del espectro físico-químico de la sustancia original.
Sería interesante comentar los trabajos de Emilio del Guidice (sobre el concepto de
coherencia molecular del agua, polaridad y campos electromagnéticos), la investigación del
equipo de Shui Yin Lo del Instituto Tecnológico de California (acerca del comportamiento de
los campos coherentes moleculares o clusters en dinamo-diluciones), las investigaciones
del Dr. Laurent Hervieux (Inmunoterapia a dosis infinitesimales); los modelos
experimentales desarrollados por Comte, Berliocchi, Lasne y Vernott (“Teoría de las altas
diluciones”), así como los trabajos expuestos por Michel Schiff acerca de la memoria del
agua.
Lo sé, me estoy poniendo muy serio; pero el agua lo merece. Manténganse pegados un
poco más a sus pantallas, queridos lectores, y adentrémonos en el oscuro terreno de la
física cuántica.
Hay muchos trabajos al respecto, como los derivados de la Universidad alemana de
Marburg, o los de los Dr.Nikolai Kozyrev, y S. I. Kruglov, entre otros.
En la mecánica ondulatoria, la teoría del campo de torsión afirma que todos los objetos,
desde la partícula de energía electromagnética más pequeña, hasta las galaxias, crean
vórtices de energía creando polarización en la estructura de las subpartículas atómicas.
Este movimiento de rotación queda registrado por ondas de torsión que se generan y se
transmiten por todo el campo (incluso hasta nuestro cerebro) transportando información.
La velocidad de estas ondas de torsión es del orden de 109 veces la velocidad de la luz. El
agua absorbe las ondas de torsión y las acumula. Gracias a su estructura, es capaz de
adaptarse a los diferentes tipos de energía, haciendo posible la vida por las fuerzas de
atracción y repulsión que hay entre sus moléculas debido a los puentes de hidrógeno. Si
tenemos agua destilada en un tubo y lo protegemos de las energías electromagnéticas a
través de una jaula de Faraday; y medimos la densidad, el pH y las frecuencias de
oscilación positivas y negativas, encontramos otra oscilación que parte del propio agua,
diferente a la habitual. Si a su vez la exponemos en un campo magnético negativo, aumenta
la electronegatividad del hidrógeno predominando la onda de frecuencia negativa sobre la
positiva y aumentando tanto la densidad como el pH a ácido. Si por el contrario lo
exponemos a un campo magnético positivo, disminuye la electronegatividad del oxígeno,
con oscilaciones del campo de predominio positivo y disminuyendo la densidad y el pH. Es
decir, tenemos una molécula capaz de almacenar información y transmitirla, en código
binario, como si fuera un pendrive.
¡Respiren! Ya no les voy a complicar el día con más datos. Sólo querían llamar su atención
sobre algo tan "común" como el agua. Espero haberlo conseguido.
¡Qué maravillosa es el agua! Aunque la base molecular de la vida en la Tierra está basada
en el Carbono, vemos que la coherencia vital se la debemos al agua. El Feng Shui (un
antiguo sistema filosófico chino de origen taoísta, cuyo origen se remonta a más de 5000
años) dice que la energía se mueve por el aire y es atrapada por el agua. ¡Cuánta sabiduría!
¿Conocían la física cuántica? Quién sabe. Lo que es seguro es que después de leer este
artículo ya no mirarán al agua de la misma forma que antes. ¡Beban agua! ¡Es vida!